La llegada de un nuevo profesional a cualquier organización abre siempre una ventana de oportunidad que no se debería dejar pasar. En función de su rol, puede aportar una nueva perspectiva, formas de pensar y hacer distintas, incluso un mejor liderazgo.
Si la oportunidad se aprovecha, ese profesional puede romper la baraja, y generar una transformación que va más allá de su propia contribución individual, por el efecto “contagio” en sus compañeros. Gota a gota, es una forma de mantener a las empresas vivas y actualizadas, de revisar viejos dogmas y huir de la endogamia que acaba “sacando del carril” a muchas empresas.
Sin embargo, no siempre sucede así, por culpa de ejecutivos “miopes” que buscan incorporar personas iguales o incluso peores que ellos, para no ver desafiada su posición en la empresa. Ese “más de lo mismo” impide a las organizaciones crecer, y lo curioso es que, a menudo, suele coincidir con altos niveles de rotación, como si el (bajo) calibre de las nuevas incorporaciones fuera un indicador más de una cultura y liderazgo pobres.
Y es que reemplazar personas e incorporar talento pueden parecer lo mismo, pero no siempre lo son, y para asegurar que así sea, es esencial objetivar los criterios de selección para incorporar a los mejores… que nosotros.
Imagen: © George Stevens Productions y Warner Bros. Pictures 1956
